Se realiza en una cabina sellada en la que se controla el ambiente para una mejor calidad de acabado. El proceso comienza con la preparación de la superficie para asegurarse de que esté libre de suciedad, óxido y cualquier defecto de pintura. Una vez que se prepara la superficie, se aplica una imprimación de calidad profesional para asegurar que la pintura se adhiera correctamente.